Hoy se celebran las elecciones en la Sociedad Peruana de Medicina Interna. El acto electoral es una forma que permite al ciudadano, en este caso a un miembro, de expresar su voluntad apoyando al candidato que considera lo representa. Hoy, frente a la boleta electoral, uno se pregunta si su voto provocara un cambio positivo en la institución. Mi respuesta hoy es no. Los últimos años han pasado con una sociedad científica que no h realizado ningún cambio cualitativo trascendental en el desarrollo de una especialidad matriz que hoy se ve arrinconada desde el lado académico, asistencial y administrativo. Otrora especialidad líder, ahora luce disminuida. Los sucesivos consejos directivos de la SPMI en los últimos 6 años han dejado pasar grandes oportunidades de mejoramiento frente a un entorno cambiante, sólo se limitaron a continuar la rutina institucional. Acaso eso complazca las expectativas de muchos pero no la mía.
Las listas que hoy compiten han tenido un manejo directo durante el periodo descrito. Lo descrito explica mi escepticismo. Pero hay algo más. Por versión directa de los afectados, tengo conocimiento que conspicuos miembros de la lista 1, al menos el más importante hoy, sostuvieron reuniones con un grupo de miembros de experiencia en pasados consejos directivos, con el fin de formar una "lista de consenso". Se consiguió un acuerdo verbal de caballeros. Lamentablemente, faltando 5 días para el cierre de inscripción de las listas, la candidata de la Lista 1 rompe el acuerdo logrado, desembarcando a los miembros que creyeron en su palabra. Como se puede ver, este solo hecho empaña la confianza y la credibilidad que genera esta lista, generando dudas de su limpieza moral.
Sin embargo, en la otra lista las cosas no son mejores. Encabeza la lista 2 alguien que ya ejerció la presidencia, cuya irrupción en la carrera electoral de entonces estuvo tiznada de medias verdades y ataques propios de una sucia política que debemos desterrar. Además, cuya gestión se caracterizó por un culto a la persona más que a la institución. La presidencia de la SPMI ha sido un sitio de honor y cuya tradición ha llevado a sus ex presidentes a custodiar la reserva moral de la institución. Lanzarse a la presidencia nuevamente es ajena a esta noble tradición, enfatiza el enfoque personalista y acaso mesiánico, que la SPMI no necesita, de la actual candidata y que incluso transluce una lista armada aparentemente al vuelo, como muestra de ello la foto que acompaña su propaganda luce como una burda composición del Photoshop, acaso mostrando que ni siquiera pudieron juntarse para tomarse un selfie. Esta candidatura niega además la existencia real de miembros con reconocida capacidad moral y técnica para tomar las riendas de la SPMI.
Suena penoso pero es la realidad institucional, nos esperan dos años más de lo mismo, una nave que avanza en peligrosos círculos. Parafraseando a Vargas Llosa, ante la pobreza de los candidatos de las elecciones generales del 2006, tenemos que elegir entre el cáncer y el SIDA e ir a votar tapándonos la nariz. Haciendo la salvedad que las observaciones van hacia los candidatos y no a quienes ahora dirigen el proceso electoral, quienes han demostrado un manejo impecable.
viernes, 12 de diciembre de 2014
Suscribirse a:
Entradas (Atom)