viernes, 12 de diciembre de 2014

Los desteñidos candidatos de la SPMI

Hoy se celebran las elecciones en la Sociedad Peruana de Medicina Interna. El acto electoral es una forma que permite al ciudadano, en este caso a un miembro, de expresar su voluntad apoyando al candidato que considera lo representa. Hoy, frente a la boleta electoral, uno se pregunta si su voto provocara un cambio positivo en la institución. Mi respuesta hoy es no. Los últimos años han pasado con una sociedad científica que no h realizado ningún cambio cualitativo trascendental en el desarrollo de una especialidad matriz que hoy se ve arrinconada desde el lado académico, asistencial y administrativo. Otrora especialidad líder, ahora luce disminuida. Los sucesivos consejos directivos de la SPMI en los últimos 6 años han dejado pasar grandes oportunidades de mejoramiento frente a un entorno cambiante, sólo se limitaron a continuar la rutina institucional. Acaso eso complazca las expectativas de muchos pero no la mía.


Las listas que hoy compiten han tenido un manejo directo durante el periodo descrito. Lo descrito explica mi escepticismo. Pero hay algo más. Por versión directa de los afectados, tengo conocimiento que conspicuos miembros de la lista 1, al menos el más importante hoy, sostuvieron reuniones con un grupo de miembros de experiencia en pasados consejos directivos, con el fin de formar una "lista de consenso". Se consiguió un acuerdo verbal de caballeros. Lamentablemente, faltando 5 días para el cierre de inscripción de las listas, la candidata de la Lista 1 rompe el acuerdo logrado, desembarcando a los miembros que creyeron en su palabra. Como se puede ver, este solo hecho empaña la confianza y la credibilidad que genera esta lista, generando dudas de su limpieza moral.

Sin embargo, en la otra lista las cosas no son mejores. Encabeza la lista 2 alguien que ya ejerció la presidencia, cuya irrupción en la carrera electoral de entonces estuvo tiznada de medias verdades y ataques propios de una sucia política que debemos desterrar. Además, cuya gestión se caracterizó por un culto a la persona más que a la institución. La presidencia de la SPMI ha sido un sitio de honor y cuya tradición ha llevado a sus ex presidentes a custodiar la reserva moral de la institución. Lanzarse a la presidencia nuevamente es ajena a esta noble tradición, enfatiza el enfoque personalista y acaso mesiánico, que la SPMI no necesita, de la actual candidata y que incluso transluce una lista armada aparentemente al vuelo, como muestra de ello la foto que acompaña su propaganda luce como una burda composición del Photoshop, acaso mostrando que ni siquiera pudieron juntarse para tomarse un selfie. Esta candidatura niega además la existencia real de miembros con reconocida capacidad moral y técnica para tomar las riendas de la SPMI.

Suena penoso pero es la realidad institucional, nos esperan dos años más de lo mismo, una nave que avanza en peligrosos círculos. Parafraseando a Vargas Llosa, ante la pobreza de los candidatos de las elecciones generales del 2006, tenemos que elegir entre el cáncer y el SIDA e ir a votar tapándonos la nariz. Haciendo la salvedad que las observaciones van hacia los candidatos y no a quienes ahora dirigen el proceso electoral, quienes han demostrado un manejo impecable.

sábado, 29 de noviembre de 2014

ENAM - Puntos de Vista


El ENAM, examen de conocimientos al que se someten todos los estudiantes de último año de las facultades de  medicina, es un instrumento de medida del que podemos discrepar acerca de sus alcances y limitaciones, pero es todo lo que hay. Es uniforme, es el mismo examen que se da en simultáneo en todo el país.

No estoy de acuerdo con la decisión de no publicar los resultados. Es cierto, que el uso de esta información se ha tergiversado, sirviendo como herramienta de mercadeo pero también es cierto que docentes, alumnos y el público en general debe conocerlos. Si lo condenable es hacer  propaganda, venga de donde venga, lo tonto es pensar que una prohibición va a detener la necesidad de conocer. Eso solo aumenta la especulación y los mitos.

Se critica mucho que el examen mide los cursos de preparación que se hacen el último año, es cierto que eso influye pero lo que no se ve es que existen facultades que tienen cursos, y algunas cobran una tarifa adicional a la pensión, cuyos alumnos no salen bien parados. Lo que se infiere de ello es que el curso ayuda pero sobre una base académica labrada durante todos los años de la facultad. Todos los que hemos pasado por la facultad sabemos que eso de estudiar solo para el examen tiene un límite y asumir que las universidades que tienen cursos de preparación les va mejor que las que no es tener una visión parcializada, y cuando no malintencionada, de las cosas. Esta no es cuestión entre pudientes y los que no lo son, tanto universidades públicas como privadas lo hacen, pero ya vemos los resultados, si no fuiste medianamente responsable durante todos estos años, el curso te mejora pero no es suficiente. Es como en el deporte, no basta con entrenar un tiempo antes de la competencia sino tienes un cuerpo preparado por los años de entrenamiento. Basta ver el ranking de años pasados para tener una idea de cómo se dicta la medicina en algunas aulas universitarias y en ese saco entran las públicas y las privadas

Por otro lado, la crítica racional al ENAM como medida de todos los años de estudio debe basarse en su capacidad para medir lo dictado en los cursos de ciencias básicas. Uno asume que el alumno los debe incorporar como base para los cursos de clínica, pero la realidad niega este precepto. El paso de los años termina diluyendo buena parte de los conceptos que se dictaron. Por ello, en los Estados Unidos hay dos exámenes, una terminando los cursos de básicas y otro al final de los años clínicos. Vamos a ver si ASPEFAM se compra este encargo que tendría doble impacto, un mejor instrumento de medición y mayor atención de docentes y alumnos que le darían una mayor importancia a las ciencias básicas. Pues es muy importante anotar que formar médicos es en cierta medida formar científicos y no técnicos en herramientas clínicas o epidemiológicas que es lo que muchas facultades hacen ahora.

Asumir que la competencia es dañina es malinterpretar una condición humana. Desde niños competimos con nuestros pares. La competencia es el mejor antídoto contra la complacencia ante la mediocridad que ha ingresado como un cáncer en la profesión médica. Aquella que asume la posición fatalista de que las cosas no pueden mejorar y que por ello continuamos con los procedimientos inútiles así como con la cultura de desidia, negligencia e impunidad que lastra varios aspectos de la profesión médica, la que asume que solo por estar mal pagados estamos así.


Insisto, los cambios deben venir desde dentro antes que desde fuera la realidad gubernamental o corporativa nos termine por aplastar. 

viernes, 20 de junio de 2014

El balón está que quema




La huelga médica está más aburrida que el partido de fútbol entre Irán y  Nigeria. Lo peor de todo es que parece que ya a nadie le importa. Mal concebida, ha sido peor gestionada.

Trasladando el comentario a términos futbolísticos podríamos afirmar que la selección de dirigentes huelguitas está constituida por jugadores sin experiencia, en su mayoría de ligas de segunda división. Más aún, su capitán, de un equipo recientemente ascendido a primera, parece autoexcluido del campo de juego y cuando participa lo hace con apatía, sin convicción o reclamando a cada rato el presunto juego sucio del rival. Hoy me entero que han traído un refuerzo extranjero, pero no creo que incline la balanza y más parece un “paquete”.

El equipo contrario, lleno de jugadores insípidos que siguen al pie de la letra un libreto, ha  resistido la primera ofensiva y continua haciéndolo. Entre estos jugadores destaca un volante de contención, que se ha encargado de destruir la medular del rival. En medio de este partido para el bostezo, un “blooper” descomunal (aquel del cumpleaños) se encargó de desarmar la pobreza ofensiva de los reclamantes.

 Mientras tanto, los parciales de ambos equipos han hecho sentir su presencia. Por el lado oficialista, sus veedores se han desplegado en diversos escenarios para hostigar al rival, estos funcionarios que parecen sacados del Mundialito del Porvenir, tienen fallos absurdos como tratar de descalificar del equipo contrario porque su utilero no usa las zapatillas reglamentarias. Del lado de los huelguistas, la barra brava conocida como Marea blanca, provoca disturbios innecesarios y algunas veces hostiga a miembros de su propio gremio, so pretexto de ser “pecho frío”.

Este es un partido donde solo se espera el pitazo final y sin descuentos. Donde la tribuna siente ya la exasperación de la incompetencia de ambos equipos en un partido lleno de fintas estériles, de gritos inútiles y propuestas incoherentes.

No solo urge un cambio de jugadores, sino también de dirigentes y estrategias por ambos lados. Para mejorar no solo se necesitan mejores instalaciones, sino mejores programas, entrenadores, dirigentes y jugadores. Una revolución total que de no hacerlo nos relegará a las ligas de segunda división. Ambos equipos están a tiempo para deponer su beligerancia y jugar bonito. Necesitamos además seguir el fair play. No vaya a ser que la hinchada se termine hartando y realmente haga una revuelta en pleno estadio.  

viernes, 13 de junio de 2014

Más de la Huelga Médica ¿llegarán pronto a un acuerdo?


La salud en el país está experimentando los dolores de un crecimiento adolescente y me pregunto si las autoridades y los dirigentes gremiales están a la altura de las circunstancias. Existen cuadros calificados de expertos en medicina clínica y salud pública que pueden ser convocados por el Colegio Médico con el fin de emitir una propuesta razonada, coherente y consensuada como corresponde a una profesión que ejerce la ciencia y el humanismo, pero eso no se nota o sencillamente se espera que los problemas se resuelvan solos.  

Mientras tanto, en estos días de huelga médica muchos seguimos virtualmente encerrados entre dos corrientes, la del grito destemplado (y a veces irracional) y la del que no quiere escuchar.

Alguien tiene que dar el primer paso. La Federación Médica llama a radicalizar la huelga pero me sigo preguntando acerca de la fuerza de su base gremial pues la mayoría de nosotros ha optado por la abulia o el desdén.  El Ministerio de Salud solo mueve sus fichas coercitivas amenazando con sanciones o emitiendo pálidos comunicados.

Estamos llegando a una situación que agota pues los que no tomamos parte por ningún bando sentimos que no hay salida cercana. El reconocimiento mutuo de errores ayudaría muchísimo para comenzar un nuevo diálogo sin presión de ningún tipo ni parte.

Esta es una huelga en que ambas partes han dejado de lado valores como la ética y el respeto. Mientras tanto, ya sabemos que la pita termina rompiéndose por el lado más débil, que no solo son los pacientes sino de todos los que ya nos estamos cansando de tanta mediocridad e incapacidad para resolver los problemas de verdad. Mejor infraestructura para pacientes, remuneraciones justas, mejor gestión de las instituciones, mejor ambiente laboral y un suministro oportuno de los insumos necesarios para una atención digna de los enfermos.

¿Nuevo Hospital del Niño?


Fuente: Diario16
 
El problema fundamental del nuevo hospital de Niño estaría en su concepción. Los indicios apuntan a que se pensó primero en el edificio y no en un plan de desarrollo.

Al inaugurarse en forma atropellada el cascarón el 2011, a finales del gobierno aprista, los médicos del hospital del Niño  no tenían definido cuál sería su destino: un traslado global, solo de algunas especialidades o si se crearían servicios paralelos. Otro problema adicional serían las jefaturas, oficinas y direcciones. Un solo director con dos sedes, dos directores, control de almacenes y farmacia paralelos o unificados, etc.
 
El Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN), su verdadero nombre, es un hospital especializado en enfermedades complejas conocido como de nivel IV. Su partida de instalación data de 1983 cuando sobre la estructura del antiguo hospital recibe el rango de instituto, lo que le confiere la capacidad de investigar y dar normas sobre la salud del niño. En todo este tiempo, en la medida de la gestión y el presupuesto se han creado servicios cada vez más especializados, tanto en estructura como en recursos humanos.

En teoría, al INSN  solo deberían acudir los casos complejos referidos de centros de salud periféricos pero en la práctica atiende enfermedades comunes que ingresan por voluntad propia de los padres o cuidadores, de este modo se atienden enfermedades de “capa simple” como diarreas, infecciones de piel o enfermedades de vías respiratorias. La intención del INSN es cubrir una demanda de niños afectados con enfermedades serias y que gracias a la cobertura del SIS así como el mejoramiento del entorno sanitario, permiten acceder a tratamientos más caros y complejos. 

Y aquí viene un problema adicional, la incorporación de nuevas tecnologías terapéuticas crea un universo de pacientes clínicamente más complejos, con enfermedades (o complicaciones)  no habituales al sistema sanitario. Acostumbrados durante décadas a saber que hacer pero no poder actuar por falta de recursos, los médicos nos enfrentamos al reto de una capacitación constante, tarea que muchas veces al Estado o a los empleadores privados les cuesta reconocer.

Por tal motivo, el airado reclamo para la instalación inmediata de los trasplantes de médula ósea de inmediato es criticar una rama torcida en lugar del árbol que creció mal. Los trabajos de preparación del llamado nuevo hospital de Niño debieron iniciarse tanto a nivel de presupuestos y planos como de planes de desarrollo organizacional.

Por ejemplo, se ha tomado como caso emblemático el servicio de trasplantes de médula ósea, que para instalarlo no solo se requiere de personal capacitado sino que cuente con experiencia, la que no se construye en semanas. Los trasplantes de este tipo necesitan de hematólogos, cirujanos, anestesiólogos, además de inmunólogos e infectólogos, esto para comenzar pues si ocurren complicaciones debe existir una Unidad de Cuidados Intensivos. Los pacientes trasplantados son muy frágiles y están expuestos a severas reacciones inmunológicas o infecciones. Pero no es lo único, adicionalmente debe existir un soporte de laboratorio capaz de detectar la compatibilidad molecular de donante y receptor, así como experto en técnicas de detección molecular de gérmenes y sub poblaciones de glóbulos blancos.

Esto es para citar un único escenario complejo y así podemos repasar otras serias  enfermedades pediátricas. Durante años el sistema sanitario ha sido pobre y obsoleto, entonces la transformación tecnológica debe ir acompañada de la formación de nuevos cuadros que el sistema académico de post grado debe proveer. Asimismo, el Plan Esperanza (para pacientes oncológicos) y el Aseguramiento Universal de Salud son buenas oportunidades para ejercer buena medicina que no debemos ni desperdiciar, ni malgastar.

Si a esto apunta la Reforma es algo que no tenemos del todo claro. El desarrollo del llamado nuevo hospital de niño al parecer sería una unidad presupuestal y organizativa independiente del INSN con nuevos recursos humanos. Lo que crearía una dualidad que confunde.

Este es el tipo de situaciones en la salud, que como muchas otras merece ser ventilado públicamente sin necesidad de entramparse, con el fin de ofrecer soluciones a enfermedades que aquejan a la población, en una situación social y económica en las que el Estado puede solventar y donde el sector privado de la atención sanitaria no desea o no puede proveer.

miércoles, 4 de junio de 2014

Médicos en su Laberinto


El gran problema de los directivos actuales de la Federación Médica, del grupo que actualmente controla el Colegio Médico y los cuerpos médicos de los hospitales es que viven atrapados en su propio discurso y conviven con una maraña de decretos, leyes y artículos que solo ellos entienden, o al menos eso nos quieren hacer creer.

Los dirigentes de la huelga tienen serias discrepancias entre lo posible y lo probable, una cosa es el mundo de las normas gubernamentales y las recomendaciones de las comisiones multisectoriales que pretenden regular el debe ser, y otra, la fría realidad del presupuesto y los descuentos de la SUNAT, EsSalud, AFP y la ONP que licúan cualquier aumento o gratificación. Resultado de ello, el año pasado aquellos dirigentes que ahora gritan indignados firmaron un acta aceptando términos que ahora desconocen. ¿Candidez? ¿Cálculo político ad portas de las elecciones del CMP? Lo tangible es que si han habido aumentos, nimios pero aumentos en sí. Sin embargo, aquella famosa acta ha traído también la pérdida de algunas remuneraciones extraordinarias pactadas entre un hospital y sus trabajadores. Culpar a la Ministra por su astucia es solo una culpa a medias, pues si no se está de acuerdo en algo y el acuerdo entre las partes huele a perromuerto, entonces no se firma. La dignidad es lo primero.

Por otro lado, los dirigentes tienen serios problemas en su campaña de comunicación. El mensaje real para la población es que lo único que nos importa es la remuneración, llegando al clímax del ridículo con el sueldo por cumpleaños, mensaje que por sí solo ha matado la huelga. Punto para el ministerio.

Una huelga médica es impopular en sí misma. Los medios de comunicación están atentos solo para ver cómo se jalonean policías, médicos y periodistas, en ese orden o todos juntos, teniendo como telón de fondo los gases lacrimógenos, los gritos y las cornetas. Esto se sazona en los noticieros magnificando los conflictos cotidianos de la atención en hospitales o los lamentables fallecimientos de personas con enfermedades terminales: todas las malas noticias son provocadas por la huelga. 

Por su parte, el ministerio de salud envía sus esbirros a los hospitales. Con una frecuencia y severidad mayor que lo normal llegan, con una mirada de extrema suspicacia, la Contraloría, La Fiscalía, la Defensoría y personal de la SUNASA, inquiriendo maliciosamente si los médicos estamos provocando un daño adrede a nuestros pacientes. Sus informes de auditoría, caen en lo ridículo, y permítanme burlarme, diciendo cosas como: “el médico tal ha puesto su sello en el margen derecho cuando la norma dice que es en el izquierdo…o… los médicos se han puesto camisa a rayas incumpliendo la directiva que dice que deben usar camisa blanca…”.

 ¿Y la reforma de salud? Bien, gracias. Todos la mencionan pero tangencialmente, para parecer políticamente correctos. El ministerio de salud tiene el deber de explicarnos por todos los medios sobre sus acciones y consecuencias directas. Pero no lo ha hecho. Los dirigentes gremiales la vociferan, y hasta invaden irresponsablemente reuniones académicas, para mentarla sin éxito y sin propuestas. El “me opongo a todo” es irracional y militante, pero estéril. Por ese lado, los dirigentes gremiales tienen la responsabilidad de proponer alternativas factibles y bien trabajadas, pero no lo han hecho.

Los problemas del ministerio de salud son estructurales pues arrastramos defectos normativos desfasados y asfixiantes, de los que son responsables los gobiernos de los últimos 30 años. Todo está diseñado para ser trabado. Por eso y a pesar de los fondos existentes las compras no se realizan o los insumos no se distribuyen a tiempo. Si queremos salir del entrampamiento las cosas deben cambiar, la reforma del sector salud debe ocurrir pronto. El entorno ha evolucionado hacia una sociedad más afluente y demandante que la actual estructura no puede satisfacer. Es nuestra responsabilidad cambiar así el cambio aterre a algunos.

Mientras tanto, la huelga continúa sin algo consistente por el que luchar. Al parecer el ministerio va ganando la partida y los dirigentes no saben cómo salir de su propio laberinto. Aquellos que aman el paradigma de las encuestas deberían preguntar a la gran masa de médicos que pensamos de todo esto. Pero no lo hacen. Al parecer prefieren que las cosas “cambien” para quedar igual. Pues la gran tajada de la salud no está en lo que haga el ministerio o la seguridad social sino en la práctica privada, que se ha llenado de corporaciones y compañías de seguros que manejan al médico como un asalariado más. De eso no se habla aún, pero creo que ya es hora de tratarlo con seriedad.

Hay que apurarse antes que el tema se haga intrascendente a la opinión pública y se vuelva a hablar de lo que parece importa más: los escándalos de la farándula, de la gastronomía, de la marca Perú y de lo bien que estamos.

jueves, 22 de mayo de 2014

Selfies de la Huelga


 
Fuente: Perú21
 
Hace un par de días mi jefe, quien es un entusiasta gremialista, me comentó que iba a participar en la marcha de los médicos huelguistas. Hasta allí todo bien. Pero luego me dijo que se iba a llevar a todos los internos. Parece que no esperaba que le respondiera que eso no era correcto ya que eran estudiantes y no tenían nada que ver en el asunto. A lo que me respondió que la marcha debía verse multitudinaria. Pero eso depende de la capacidad de convencimiento de los líderes, le dije y, en todo caso debe ser voluntario.

Me preocupa la participación de estudiantes, pues no dudo que muchos de ellos están en la marcha, llevados por obligación o en marcha espontánea por solidaridad,  para pasar el rato o vivir la experiencia. Pero al mismo tiempo me pregunto si nuestros estudiantes tienen una conciencia clara de los problemas sanitarios y aquellos derivados del ejercicio profesional. Una generación que, en su mayoría, vive secuestrada dentro del omnipresente mensaje de optimismo y diversión. Una situación que se complica a la pobre información y las hondas contradicciones del discurso a ambos lados del conflicto: autoridades y gremialistas. Para empeorar las cosas los medios de comunicación no salen del paradigma de que las huelgas solo producen marchas violentas, gritos destemplados y abandono de pacientes. Verdades a medias que aclararé en un futuro post.

Si esta huelga sirve para que los jóvenes tomen conciencia y una mirada crítica del entorno donde pronto trabajarán, enhorabuena. Pero fiel a mi escepticismo crónico me parece que estudiantes y marchas de protesta de los profesionales no es buena combinación pues me preocupa que los jóvenes crean que esa es la única forma de reclamar y además, que las actitudes propias de la juventud, como por ejemplo, la toma de selfies durante la marcha, conviertan en banal cualquier reclamo, amén del consiguiente riesgo personal ante potenciales golpes o gases lacrimógenos, a los cuales no están acostumbrados.

Ni violentas ni banales, la actitud de los médicos en estas marchas demuestran que hasta para reclamar se requiere de una buena dosis de mesura, firmeza e inteligencia.

Declaración de Principios


 
Se prepara una marcha de los médicos en huelga. El hecho que no participe no excluye mi adhesión al reclamo que debemos tener mejores sueldos y mejores condiciones de trabajo. Pero creo que los dirigentes actuales, con quienes no me siento representado, no tienen ni han explicado claramente sus reclamos. Por otro lado, tanto en los sistemas del Ministerio de Salud como en el Seguro Social, las cosas no caminan bien, urge una Reforma. En lugar de cambios cosméticos los cambios deben de hacerse de una vez. Dirigentes, profesionales con experiencia  y autoridades, deben sentarse a discutir no solo los problemas salariales sino extirpar las malas costumbres, los procedimientos asfixiantes y al personal que traba cualquier posibilidad de mejorar la atención de salud. Para mí, el grito y la marcha  es consecuencia de la pobre imagen que han generado los médicos a lo largo de mucho tiempo, así como en la pobre capacidad de emitir un mensaje articulado y coherente que genere un impacto en la opinión pública. La culpa la tenemos todos, los médicos, los políticos, la mala industria farmacéutica, las corporaciones de salud y los medios de comunicación que han convertido al médico en un asalariado abúlico, un villano o un maniquí con mandil que solo emite una receta o una recomendación cuando se lo piden y que no posee una capacidad de analizar la sociedad ni proponer alternativas.

Insisto, el cambio depende únicamente de nosotros. El adquirir la destreza de transmitir adecuadamente nuestros mensajes y de buscar constantemente mejorar la calidad de nuestro trabajo. El alejarnos de los cantos de sirena del éxito rápido a cualquier precio. La solución no solo está en la ética profesional, no aquella que se apolilla en los códigos de deontología sino aquella que nos enseña y conduce a comportarnos correctamente cada día, a predicar con el ejemplo. Y también viene por el lado de saber formar a las nuevas generaciones en los principios sólidos de un profesional con entereza y principios. Si logramos esto no estaremos a merced de mediocres y autoproclamados dirigentes, diestros en el grito y la chicharra, del poder del dinero corporativo que intenta lobotomizarnos con sus dádivas y prebendas., ni de los políticos o el sistema sanitario que sobreviven a costa de nuestro esfuerzo.

Custodiamos un valor preciado para el ser humano, su salud. Un valor que acaso no henos sabido cuidar ni hacer respetar  y que estamos a punto de perderlo.

Nunca es tarde para empezar una reforma, una que realmente cambie el statu quo, aquella que nace de nosotros mismos.