miércoles, 23 de octubre de 2013

Acabar con las malas prácticas

 
El llamado "médico de cabecera" de Alberto Fujimori declaró que hace 5 años que Fujimori baja de peso, tiene la hipertensión arterial descontrolada y continúa con depresión. Tener estos problemas clínicos sin resolución y/o control, en el campo clínico, demuestran un manejo diagnóstico y terapéutico inadecuados, por decir lo menos y ser hasta benevolente con sus médicos. Además, lo que se sabe es que un cirujano no tiene las competencias clínicas para manejar problemas médicos ya que su función son los procedmientos quirúrgicos y acaso el manejo perioperatorio. Entonces, o se ha escogido mal a su médico de cabecera o nos están contando un cuentazo.
 
Más parece lo último a sabiendas del nuevo video propalado por un canal local. Fujimori con aires de mandón exigiendo visitas cuando se supone que está muy enfermo.
 
Al margen de esta judicialización de la sociedad, donde todo tiene que pasar por un juzgado, nos olvidamos de los principios morales que deben de regir una sociedad.
 
Claro, adormecidos por la propaganda empresarial del éxito como único valor y de la monetización de las relaciones sociales, se olvida con frecuencia que los dirigentes que escogemos están sometidos a una gran responsabilidad. 
 
Si queremos limpiar de veras a nuestra clase política y dejar de quejarnos por el Parlamento que tenemos, debemos de ejercer nuestro derecho de protesta y extirpar las taras que nos acompañan como esa de "no importa, sabemos que roba pero hace obra". La protesta no debe de ser el grito destemplado, ni confiar en las encuestas, sino el expresar nuestro repudio en los medios al alcance o de organizarnos para ejercer nuestros reclamos. Una sociedad que sabe reclamar sus derechos pero que también es consciente de sus obligaciones es una sociedad que se desarrolla y no simplemente crece. Es por eso que además debemos de castigar a aquellos grupos políticos que no cumplieron sus promesas o demostraron una gran corrupción. Las urnas son un buen medio.
 
Si dejamos que la política sea el territorio de corruptos y sinvergüenzas, de partidos políticos que funcionan como un cártel,  poco nos espera a futuro.
 
De nada sirve el dinero si la sociedad esta socavada desde sus cimientos.

Periodismo de Menudeo

 
Primero fueron los programas del domingo por la noche. So prtexto de que la política es aburrida, corrupta y no llega a nada -legado fujimontesisnista- los programas de periodismo de investigación se convirtieron en propaganda de farándula, de promoción de delincuentes o de casos humanos -usualmente personas en desamaparo- con el fin de despertar compasión.
 
Luego siguió la frivolización de personas envueltas en escándalos, es decir se le enfocaba el "lado humano" a personas que habían infingido la ley o las normas morales.
 
Los noticieros hicieron lo suyo, todos los días nos vemos envueltos en líos menudos, de barrio. Como país no pasamos la valla de lo inmediato y coyuntural. Las noticias de los grandes problemas nacionales, lo que realmente importa se manejan con total discreción,  con una complicidad rampante. Ya que al no haber discusión y debate, las grandes decisiones se colocan en las manos y en los oídos de pocos, lo que favorece la componenda o la creación de esperpentos.
 
Las AFPs, el comercio de alimentos, las telecomunicaciones, las regulaciones de banca y seguros, la protección del medio ambiente, los juicios por corrupción son temas que merecen primeras planas y una discusión amplia, plural y moderada.
 
Los medios de comunicación masiva (prensa escrita, radio y TV) no deben de funcionar como comparsas sino encaminar los debates, lograr que el ciudadano común acceda al debate y sean una vía de escape a las tensiones sociales, sobre todo en ausencia de partidos políticos que funcionen como moduladores de la opinión pública.
 
Hacer girar el spin político en base a encuestas de aprobación no solo luce infantil  e irresponsable sino que daña la inteligencia y percepción del ciudadano ilustrado y preocupado por le devenir de la política local.
 
Necesitamos periodistas serios y responsables,  con coraje y claridad, no cajas de resonancia que se comen todos las triquiñuelas de los sinvergüenzas y corruptos. Que se dejen de impresionar por cubrir la noticia de la papa rellena más grande del mundo o que dediquen media hora a faranduleros de medio pelo. De todo eso ya estamos cansados y me pregunto si ésta no es una estrategia para mantener un pacto infame de impunidad y de statu quo.  suficiente de vivir al menudeo y de pensar en la gran escala nacional.
 
Hay un núcleo de periodistas responsables y conscientes de su labor, lo que hay que aplaudir es que sean cada vez más una mayoría.
 
Por el bien del país.