martes, 16 de diciembre de 2008

Barflies



El término de Barfly (mosca de cantina) lo escuché la primera vez en mis clases sobre Bukowski, escritor maldito y alcohólico, con un innegable talento para escribir sobre los asuntos indecentes.

Barfly se usaba entonces para describir a esos borrachines que se la pasan todo el día ( y la noche) para tomar licor barato y degradarse en una pendiente infinita.
Por estos días, he redescubierto una especie más en mis recorridos por el hospital: las moscas de chingana.
Una vez mas, quiero excluir a todas aquellas personas que se sientan en una cafetería a conversar y pasar unos buenos minutos en tertulias científicas, literarias o simplemente hablar de banalidades para pasar un buen rato. Muchos de mis amigos lo hacen, así que el mensaje no va dirigido a ellos.

Las moscas de chingana, como las originales que se pasean entre la melaza endurecida de la mesa, el aserrín del suelo o los restos alimenticios, se pasan las horas que deberían de estar trabajando para ejecutar el deporte nacional del maleteo.

Sentados en una mesa, cocinan intrigas, difunden calumnias o maceran su resentimiento y envidia. Son habitúes de la cafetería, restaurante o chingana dentro o cercana a su centro de trabajo y generalmente utilizan las horas que debieran hacer algo positivo, o sea trabajar, para recargar su mala entraña.

Algunos de ellos son adalides de las buenas formas, poseen títulos rimbombantes y hasta tienen RNE.


Los Beatos


Hace mucho tiempo que quería hablar de ellos, pero por una razón u otra, la coyuntura me obligaba a escribir sobre otros temas. Siguiendo con mis observaciones de antropología médica quiero referirme ahora a Los Beatos.


Pero antes deseo excluir a todas las personas que por sus convicciones morales, familiares o religiosas tienen una sensibilidad exquisita para ver, conversar o digerir algunas situaciones incómodas.


Los Beatos no, ellos son plenamente conscientes de los errores humanos, es más algunos de ellos son devotos cumplidores del axioma: virtudes públicas, vicios privados o, para decirlo en otras palabras cultores de la hipocresía y la doble moral.


¿Qué hace un beato? al enterarse del error de alguien, que puede ser involuntario o no, primero se escandaliza, luego juzga y condena en forma inmediata en nombre de la ética y las buenas costumbres. Minutos después puede lanzar expresiones como: "claro, ya se le veía que era una persona inmoral", "bien escondidito se lo tenía" o "yo ya lo había detectado pero no decía nada". Por supuesto que todo eso lo adorna con expresiones de asombro guardando siempre un tono muy educado pero que destila veneno en forma tangencial.


Pasado el encuentro, como cumpliendo un protocolo, el beato escandalizará a otros beatos y diseminará el infundio como una mancha de petróleo en el mar.


Así cumplirán con el doble propósito de embarrar a las personas que no son de su agrado y aplicarán el chisme como una forma de redención de sus propios pecados, que suelen no ser pocos.


Fenómeno de proyección que algunos psiquiatras llaman.




Callejón Oscuro


Esto es algo que aprendí muy temprano en mi vida, como muchos de nosotros, en el colegio: el callejón oscuro.


Para los que no lo conocen, me permito explicarlo: una serie de personas, se colocan en una hilera y apoyan sus brazos sobre la pared formando un callejón estrecho. La víctima debe de pasar por el desfiladero y, en el camino, que debe de hacerse rápido, recibe golpes leves o fuertes según el entusiasmo de los jóvenes.


Una variante de ello es la muy peruana forma de ajusticiamiento que es el apanado o el cargamontón. Donde, como en fuenteovejuna, todos a una golpean en forma graciosa o insana, según se trate de amigos o enemigos, a la víctima de turno.


En las últimas semanas, debido a mi actuación en una contienda electoral, he rememorado las escenas de colegio respecto al callejón oscuro. Mis contendores, unidos a mis enemigos, utilizaron las peores armas para desacreditarme.


Esperaba mejores cosas de una fauna, que como la médica, pensé era mas instruida, pero me di con la ingrata sorpresa que aquí también en esta política menuda, el vale todo es moneda corriente. Aquí no se discuten propuestas o se enfrentan diferentes maneras de visión institucional, aquí funcionan el descrédito, el chisme y el escándalo.


Yo espero que esto no dure demasiado pues ni nadie aguanta tanto ni la bajeza tarda mucho en salir a flote.


Eso por una cuestión de higiene. Así sea.


martes, 2 de diciembre de 2008

El Chacaleo


La semana anterior estuve muy ocupado, entre otras cosas por ordenar mis papeles de investigación y otros pendientes. Una de estas aventuras incluía un safari por el archivo del hospital a recuperar una historia clínica con tres años de antigüedad.


No voy a detallar mis experiencias alérgicas al moho ni la sensación de humedad y silencio que impera en un sector crítico pero olvidado del hospital, todo ello entra a mi entender al mundo de la fantasía literaria.


Quiero regresar a contar las penurias que pasé al no encontrar la historia de marras y todas las idas y venidas de distintos almacenes. La solución vino de uno de los empleados: ¿Doctor, porque no se busca un chacalito y le da para su menú?, él le consigue la historia.


El Chacalito, esa era la respuesta, una persona de menor rango y por lo general joven, que está dispuesto a hacer todas la tareas rudas de su sector.


El Chacal imagino viene de los Chacales del programa de Magaly Medina, dispuestos a todo por conseguir el ampay que hará noticia. Por extensión, todos los miembros del personal de salud tienen su Chacal, el externo es el del Interno, él a su vez es el chacal de los residentes. El residente de primer año es el chacal de los de años superiores. Entonces yo, como asistente tengo mis chacales. Los Chacales de hoy eran llamados en el pasado como Tigres, Esclavos o Delfines.


No importa como se llamen, ellos consiguen las cosas como sea, a la hora que sea.


De ese apelativo deriva una palabra que sirve para designar una acción que hoy es extendida: El Chacaleo, que quiere decir el ejecutar una tarea a cambio de un pago. El chacaleo es un acto mercenario, para que que alguien haga algo que no es muy querido, por ejemplo las guardias.


A través del Chacaleo, muchos Internos pagan a otros para hacer sus guardias y se trastoca el objetivo de un turno en emergencia, que es acostumbrarse a los rigores de un trabajo nocturno y de alta demanda profesional, así como a llevar una vida disciplinada antes y después de una guardia. El Chacaleo se hace a vista y paciencia de las autoridades y jefes de equipo que con su pasividad y vista gorda permiten que se perpetúe hasta convertirse en una norma común, y por lo tanto socialmente aceptada.


No estoy muy seguro si el Chacaleo viene a ser la versión peruana, deformada e informal del Moonlighting, situación durante la cual los residentes se involucran en trabajos asistenciales en su propio hospital fuera de su programa de entrenamiento. Pero en los Estados Unidos, los moonlight residents están registrados y sus horas de trabajo reguladas, así como pagadas en forma transparente. Cierto es que al hacerlo así los residentes no pueden eludir su responsabilidad administrativa, que en el caso de los Chacaleros no existe el mínimo control e imagino que para muchos de los que leen esto es una absoluta novedad.


El moonlighting, como el chacaleo, es una forma de ganar dinero extra y presumo un sub producto de la filosofía de la sociedad de consumo, donde todo se compra y todo se vende, hasta las conciencias. Donde el fin justifica los medios, de allí a formas mas corruptas de acción e inacción hay un solo paso.
La informalidad tiene muchas formas de actuar en Medicina, ésta es una de ellas: el Chacaleo


Altos y Bajos


El mundo tal como lo conocemos está hecho de opuestos. El frío y el calor, el claro y el oscuro, el bien y el mal, y así podríamos continuar por muchas líneas.


Al salir de mi trabajo vi un par de personas pegando un afiche en la pared. Como la curiosidad me atrae y el tiempo se hacía lento luego de almorzar decidí leerlo. Era sobre un curso de electrocardiografía para enfermeras, entre tantos que se promocionan en los hospitales. Al ver a los patrocinadores me llamo la atención ver que uno de ellos era un grupo de Altos Estudios.


De pronto recordé que esa palabra me era familiar, en el hospital, en noticieros. en los diarios: Alto Nivel, Alta Dirección, Altos Estudios, Altas Esferas, Altas Personalidades, Altas Aspiraciones.


Comencé a cuestionar si era necesario categorizar una función o un status, ya que por oposición debería de existir una Baja Dirección, Bajas Esferas o Bajos Estudios, y mi conclusión es que al parecer todo es producto de una deformación del marketing, el de enfatizar la supuesta superioridad de un producto cuando no necesariamente lo tiene.


Es además una manera de segregación, ya que lo propio se aprecia como superior en oposición al Otro supuestamente inferior y permite establecer límites que impiden el acceso a los demás. Me parece que este es el objetivo inconsciente y subalterno en todas las publicaciones acerca de sociales, mundo diplomático y gubernamental.


Volviendo entonces al tema de la salud ¿alguien de manera consciente es capaz de ofrecer Bajos Estudios o cursos de Bajo Nivel? o acaso a nivel de gobierno, dudo que no se sepa que los cargos directivos están en la cúspide de la jerarquía administrativa.


Decirlo así entonces no sólo es una redundancia, sino mejor dicho una Alta Huachafería.