Foto: Infografía de La República
El día de ayer, primero
de octubre apareció en el diario La República un reportaje acerca del potencial
aumento de incidencia de algunas enfermedades a causa de los cambios climáticos
producidos por el fenómeno El Niño. Se menciona que debido a las lluvias y
desbordes de ríos van a aumentar las enfermedades transmitidas por vectores,
como la malaria, dengue, chikungunya y peste bubónica, así como aquellas que
son consecuencia de la exposición a aguas contaminadas como infecciones
entéricas. Por otro lado, el artículo remarca por oposición las enfermedades
que pudieran rebrotar en el sur por efectos del frío y la sequía, hablando de
las infecciones respiratorias. Acompañan al artículo un mapa del Perú con la
distribución geográfica de enfermedades y un comentario que es el motivo de este
post y reproduzco íntegro:
Enfoque
Carecemos de especialistas ante El Niño
Patrick Wagner Médico
Desde la Academia Nacional de Medicina, consideramos que el Ministerio de Salud no va a tener la capacidad suficiente para enfrentar los efectos de todas las enfermedades infecciosas. El país afronta un grave problema al contar con un bajo número de especialistas y con un fenómeno El Niño el panorama se agrava. Por ejemplo, contamos con 160 infectólogos en todo el país. En Tumbes tenemos apenas un solo especialista infectólogo. A nivel nacional tenemos 671 gastroenterólogos, la mayor parte de ellos trabajan en la capital; por último, al haberse registrado más de medio millón de nacimientos en el Perú, resulta insuficiente que solo hayan 164 neonatólogos. Al Minsa le tocará trabajar mucho en la prevención y preparación de la población, es decir, en educar a la gente para que las epidemias no dejen saldos lamentables. La situación es preocupante y esperemos que el Ministerio escuche las sugerencias de la Academia Nacional que ha sido creada, para asesorar ante eventualidades como esta.
Viendo este problema desde un enfoque curativo se puede resaltar una deficiencia de especialistas pero el Dr. Wagner acaso obvia o desconoce que ante la amenaza de El Niño estamos hablando aquí de promoción de la salud y de prevención de enfermedades. Las epidemias potenciales son afectadas aquí por un deterioro de los determinantes sociales de la salud y un entorno ambiental adverso. Adecuadas condiciones de vivienda, acceso a agua potable, manejo de excretas, buena disposición de alimentos, orden social, entre otros, son requisitos indispensables para atenuar los efectos sanitarios de El Niño, y estos determinantes están fuera del ámbito del Ministerio de Salud, quien si tiene la responsabilidad de capacitar bien a sus cuadros, de elaborar las normas de prevención, vigilancia epidemiológica y tratamiento de casos. Históricamente las epidemias, cómo la del cólera o el dengue, no la han manejado exclusivamente los "especialistas" sino los médicos generales, enfermeras y personal sanitario, que usualmente pertenecen a la misma localidad. No estamos hablando de enfermedades nuevas, a excepción del chikungunya, sino de enfermedades endémicas a las que el personal local ya está habituado a manejar. Entonces al MINSA le compete reforzar los conocimientos del personal y sobre todo implementar agresivas medidas de vigilancia epidemiológica así como proveer de los insumos adecuados. Las normas de atención, que ya existen, si pueden actualizarse en el llamado nivel central del MINSA pero para eso se requieren solo de un grupo de expertos.
Las
otras medidas de contención le pertenecen a los sectores Vivienda, Transportes
y Comunicaciones, Agricultura, Interior, Defensa y Presidencia del Consejo de
Ministros con sus organismos descentralizados. Utilizar el pretexto de un fenómeno
natural para lanzar argumentos incluso fuera del ámbito de una epidemia como el
número de neonatólogos, no habla muy bien de la capacidad de análisis del autor
de la columna e involucra a una institución longeva como la Academia Nacional
de Medicina, que dicho sea de paso exploré su página web para averiguar sobre sus
objetivos institucionales pero aparecía como no disponible.
Opiniones
como la del Dr. Wagner no ayudan a enfrentar los problemas venideros, pues la
crítica bien razonada debe ir acompañada de una inteligente propuesta y eso no se ve en su columna de opinión.