Salieron a la palestra entre la guerra sucia electoral: Los Hospitales de la Solidaridad de la gestión de Castañeda.
Con tales centros de salud existe una relación dual con el gremio médico. Al inicio, durante la primera gestión, todo eran críticas: los hospitales servían de aparato de propaganda, en el colmo, hasta las recetas llevaban como colofón el nombre de Castañeda, amén de los afiches y carteles. Los médicos además tenían un régimen insufrible, y me consta porque me llamaron una vez: cuarenta soles por turno de 8 horas, trabajados al destajo, es decir todos los pacientes que pudiera ver en ese tiempo. De esa época quedan los comunicados y revistas institucionales del Colegio Médico, con el tono monocorde de la protesta, que nunca llegó mas allá, debo reconocer, que a nivel panfletario.
Con el tiempo, la reacción se convirtió en un silencio hasta cierto punto cómplice. Y es que en el camino se aprende, los gestores de los hospitales decidieron hacer "alianzas estratégicas", es decir ofrecían los espacios a médicos que hicieran procedimientos o consultas pero con las ganancias repartidas. Siendo una fórmula ganadora para todos, municipalidad, médicos y pacientes, estos últimos beneficiándose de una atención rápida, las aguas volvieron a calmarse. Si a esto le sumamos campañas mediáticas de apoyo social, como el caso de la operación gratuita a la niña Sirena, se cerró el circulo de beneficencia y se santificó el sistema.
En sí mismo el sistema de gestión no es malo, copiando el sistema privado de atención, pero carece de defectos que no deberían ser tolerados en un sistema público. Los hospitales de la solidaridad pertenecen al ámbito municipal, es decir son públicos.
No se conoce si existe una rendición de cuentas y cuanto de lo que ingresa va a las arcas municipales y si estos ingresos se reinvierten en pro de la salud comunitaria. Luego, al atender una gran cantidad de personas, hecho que le ha quitado a los centros del MINSA una gran cantidad de atenciones e ingresos, no conocemos la distribución de patologías y tampoco sabemos si estos casos son reportados para engrosar las estadísticas públicas.
Siendo hospitales del sector público ¿trabajan ellos con protocolos de atención? ¿cómo es el manejo de los insumos y medicamentos? ¿las compras de fármacos se rigen bajo el petitorio nacional? ¿como realizan la disposición de residuos sólidos? ¿tiene un sistema formal de referencia a otros centros públicos o privados?
Los Hospitales de la Solidaridad, no manejan historias clínicas, no tienen archivos, de allí su rapidez en la atención y su buena. Trabajan a destajo y a demanda. Pero la historia de algunos pacientes que llegan a los hospitales pues su problema no ha sido resuelto, esos pacientes cónicos o con condiciones clínicas complejas, deja mucho que desear: el paciente ha vagado por varias especialidades, no ha resuelto su problema, no trae información clínica relevante y viene con poco dinero para continuar el estudio diagnóstico o el tratamiento, la mayor cantidad se la gastó antes. Y este tema si es importante pues no todos los pacientes califican para el SIS y este seguro no cubre todas las enfermedades.
Los puntos sobre las íes. Creo que nadie quiere que el sistema colapse pues ofrece soluciones y da trabajo, pero que debe de ser regulado es un hecho irrefutable. Una lástima que no haya sido hecho por la gestión de Castañeda y una lástima que habiendo estado la misma propuesta en los planes de gobierno de las dos candidatas se desinforme al público de esta manera.
Esta mañana escuché en un noticiero que el sistema se está replicando en las ciudades del interior del país y acabo de corroborarlo navegando en internet. Me temo que más como estrategia de campaña que por un noble interés en la salud pública, y eso sí que es francamente deplorable.