Ayer fueron las
elecciones por elecciones por el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) correspondientes
a diversos colegios profesionales. Uno de las preguntas más comunes escuchadas
la semana pasada entre los médicos de mi hospital (y de la universidad) era si
existía sanción por no votar. Tal elección se percibía como lejana y ajena, a
pesar de que algunos decían conocer al candidato y mencionar que era “buena
gente”. Finalmente, al conocerse de que no existiría multa por no votar muchos
no acudimos a hacerlo y preferimos pasar un domingo familiar a destinar casi tres
horas del día de descanso al tráfico de la ciudad o a hacer colas.
Por otro lado,
el Decano del Colegio Médico se la ha pasado protestando en cuanto medio tenía
a su alcance acerca de la supuesta discriminación por parte de los abogados, ya
que su colegio profesional tiene un representante “directo” mientras que los
demás colegios deben disputar dos asientos. Así, quien convocaba más votantes,
asumiendo que hay espíritu de gremio, colocará a su representante.
La pregunta que
aparece entonces es saber si el candidato deseado reúne las condiciones para
desenvolverse con sobriedad, conocimiento y soltura en el CNM, entidad de una
gran responsabilidad en el ejercicio del Estado de Derecho. Para poner un
ejemplo, hace poco este Consejo ha destituido al ex Fiscal dela Nación, Carlos
Ramos Heredia, por sus presuntos vínculos con la red Orellana.
Decir que
nuestro candidato es “buena gente” no lo hace elegible, ni tampoco el asumir
que todos los médicos votamos en bloque. Poner un afiche con la cara sonriente del
candidato no resuelve ni la ignorancia ni la apatía electoral.
Por otro lado,
no queda claro quien decide sobre la ausencia de sanciones si el CNM, el CMP o
la ONPE. Pero en todo caso, no se entiende muy bien la posición del actual
Decano, César Palomino -quien todavía no trasciende del discurso vocinglero y
reclamón que lo llevó por poco margen al cargo-, pues si la exoneración de
sanciones vino de un ente ajeno al CMP, la tarea del Decano, además de reclamar, era
el de convencernos de la necesidad de ir a votar, así como el de apuntalar una candidatura
anodina, muda e insípida, ya que en estas circunstancias el voto era voluntario.
Pero si la
decisión de no aplicar multas provino del CMP estamos ante una escopeta de dos
cañones, por un lado el Colegio convierte el voto en optativo, que para una
elección percibida como lejana, era obvio que el ausentismo sería masivo y por
otro reclama por un recorte de espacio político. Si la decisión vino por el
lado médico parecería no solo exhibir una actitud bifronte sino además una alegre
concesión de mimos al gremio por la cercanía de las elecciones para cambio de
directiva, en suma una medida “populista”.
Y es aquí donde
viene el meollo de la crítica a Palomino, que parece haberle quedado ancho el
cargo de Decano pues se desnuda políticamente como corto de habilidades y sin la
visión necesaria para comportarse como un líder.
El Colegio
Médico es más que un sindicato, más que el toque de bombos y chicharras que
acompañan a un pliego de reclamos. El Colegio es una guía ética, científica y
ontológica que parece no ser asumida aun por el actual Consejo Nacional y que
por lo tanto debe ser cambiado. Una corriente mayoritaria, y aun apática, de médicos
queremos un mejor ejercicio profesional con la dignidad y respeto que gozó en
el pasado y que por diversas razones se perdió en el tiempo (y en las marchas).