Es penoso constatar nuevos casos de transmisión transfusional del VIH. es que parece que no aprendemos de nuestros errores. Claro, siempre quedará la posibilidad de transmisión durante el periodo ventana, que a veces puede sonar a excusa.
Nuevamente entraremos en la ronda de investigaciones y declararemos en emergencia los bancos de sangre. No olvidemos que durante la gestión anterior, la de Mazzetti, el reporte final de la Defensoría del Pueblo, encontró responsabilidad en el personal del banco de sangre. Recuerdo que la entonces Ministra de Salud ofreció renunciar si se encontraba responsabilidad en su sector, pero como el reporte salió en mayo 2006, a poco tiempo del término de su mandato, la Ministra no cumplió su palabra, pues ya nos tenía reservada la sorpresa de continuar usando su fajín, aunque con nuevo gobierno y cartera.
Pero como Dios, aparte de ser peruano es justo, hizo con los patrulleros lo que no pudieron las bolsas de sangre.
Soy testigo cercano, hace casi ya diez años, de la transformación de los bancos de sangre y el nacimiento de PRONAHEBAS. Los procedimientos se hicieron comunes y se avanzó en el logro de la certificación ISO para los bancos de sangre del sector público.
El problema del periodo ventana, que aproximadamente dura 22 días como tiempo promedio de seroconversión promedio, puede disminuirse si se mide el antígeno p24, que reduce el periodo a aproximadamente 16 días. El uso de pruebas de RNA VIH puede reducir el periodo a 11 días. Sin embargo, aunque es imposible eliminar el riesgo por medio de una entrevista, se puede minimizar a niveles aceptables.
Sobre todo si los bancos trabajan de una manera realmente integrada con información en tiempo real, como lo hace cualquier entidad financiera. Así podríamos eliminar a los vampiros profesionales y a personas que sin saberlo podrían llevar el virus dentro.
Un problema adicional consiste en que los donantes deben pagar los costos de tamizaje de las enfermedades transmisibles, entre ellas VIH, Hepatitis B y C, HTLV1, Sífilis, Chagas, Malaria. Eso desalienta a muchos.
La ingrata experiencia del terremoto al menos nos demostró nuestra capacidad de colaborar con los demás. Las donaciones voluntarias estuvieron al tope y los bancos estuvieron temporalmente saturados, hasta un colega despistado pidió detener las donaciones aduciendo una saturación del sistema.
El declarar en emergencia debería pasar no solo de un acto lírico y efectista para los medios. Bien harían nuestras eutróficas autoridades, empezando por el Ministro, Viceministro y así bajando en jerarquía a poner literalmente el brazo. Una agresiva promoción de la donación voluntaria, una moratoria del pago del tamizaje (aprovechando la emergencia), asi como un re entrenamiento del personal de bancos sumado a una supervisión constante de los mismos, podrían reducir los niveles de transmisión transfusional a niveles de países en desarrollo.
Si se puede