En los años noventa, la mata del escándalo fue un lugar llamado Las Suites de Barranco. Consultando Caretas de ese entonces, se sindica al alojamiento como un lugar donde los visitantes eran filmados en situaciones íntimas. Sin embargo, los supuestos ideos nunca han salido a la luz. Al margen de estas especulaciones, el imaginario popular lo ha asociado a actividades ilícitas y de chantaje político.
A fines del 2008, lo que parece ser 'hot' en chismografía política son las suites de Fortunato Canaán, en el Hotel Country. A decir del propio presidente García, es poco elegante que ministros de estado resuelvan asuntos inherentes a su función, visitando a un empresario en su suite. Una de las máximas de mi abuela debió de ser aplicada: 'no hagas una cosa buena que parezca mala', o mejor aún, una máxima popular: 'la mujer del César no solo debe de ser buena sino parecerlo'.
Los últimos dos ministros de salud desfilaron por las suites, y si bien su visita no constituye delito, éticamente es cuestionable. Sobre todo si Canaán manifestaba abiertamente su interés en construir hospitales. Si el mencionado empresario o cualquier otro potencial inversor quería tener una reunión, con power point incluido, pues el despacho ministerial siempre era un buen sitio para hacerlo. Todo lo demás se presta a un conflicto de interés, ya que al ser una reunión privada, se presta a todo tipo de especulaciones. Y lo de los supuestos regalos si es imperdonable.
Ambas gestiones, las de Vallejos y Garrido Lecca, no mostraron cambios sustantivos en pro de la salud pública, pero si estuvieron plagadas de buenas intenciones y primeras piedras en un caso (recordemos el nuevo Instituto de Salud del Niño, las licitaciones post terremoto) y de malas intenciones y piedras lanzadas en el otro (francamente olvidables), pero en ambos casos su gestión pública, muy a pesar del frondoso curriculum en gestión que manejaban, resultó desaprobatoria.
Una vez mas, otro fracaso a nivel dirigencial.