Han pasado casi dos meses desde que publiqué el último post. Desde entonces muchas cosas han sucedido. En medio de una huelga médica, que incluso fue cuestionada en sus formas desde dentro del gremio, un sentimiento nos galvanizaba, el repudio a una persona que hizo escarnio de los médicos, no es que seamos todos un dechado de virtudes. Esa persona puso en un solo saco a notables y desidiosos, a responsables e irresponsables, y entre otras cosas, utilizó las malas mañas de la política para enfrentarnos con la población y porqué no decirlo con nuestro propio entorno social.
Para tal fin, colocó sus peones, alfiles y tontos útiles en contra de nosotros. Se aprovechó de los lugares comunes en la atención de salud para hacernos únicos responsables. Tardanzas, falta de insumos o mal trato del sistema fueron atribuidos exclusivamente a los médicos. Con ello no quiero limpiar los errores, imprudencias y negligencias que cometieron, cometen y cometerán algunos médicos a nivel nacional.
Uno se pregunta entonces si ello no constituyó una política premeditada, exclusiva y excluyente en el manejo de la salud pública. Si bien es cierto durante la gestión se sanearon los terrenos de los hospitales en favor del Ministerio de Salud, no se puede decir lo mismo de las Estrategias Nacionales, neologismo creado hace unos años para referirse a los programas de salud. En Tuberculosis por ejemplo existen reportes preocupantes sobre el avance de la cepa XDR. En 20 distritos de Lima se ha reportado la presencia del Aedes aegypti, el mosquito vector del Dengue, que hasta hace unos años estaba confinado a un puñado de zonas del cono norte de la capital.
Y una bomba de tiempo más, de todos los terrenos donde se asientan hospitales y que pertenecían a la Beneficencia, sólo uno no ha pasado por ese proceso: el Hospital Victor Larco Herrera. En los días posteriores las noticias mencionaban que sería convertida una parte del terreno en una Villa Olímpica. Si bien es cierto que la tendencia moderna es la de no hospitalizar en exceso a los pacientes psiquiátricos,una verdad contundente es que la Salud Mental en el Perú está descuidada y que hay un déficit de psiquiatras per cápita. No se hospitalizarán pacientes pero las clínicas de día, una mayor cobertura ambulatoria y mejores esquemas de tratamiento son necesarios.
Todo este enredo político y burocrático paró con la salida de los petroaudios, petromails y petrofaxes. Un gabinete entero cayó y con ello el ministro de turno, que pasará a la historia, de todos modos como él quería, pero lo hará por la puerta falsa.
Al final de tan nefasta gestión uno se sigue preguntando ¿cuales serían las segundas intenciones en todo esto?