martes, 20 de enero de 2009

Los Notables




Hace ya varios años, durante mis épocas de residentado me tocó participar en una comisión para elaborar el reglamento de Residentes. Cuando llegamos al ítem de cargos, recuerdo que dos profesores mencionaron que la Jefatura de Residentes debía recaer en un alumno no sólo por sus notas sino además por su calidad como persona ¿que pasa si nos toca un patancito? dijeron en esa oportunidad.

Mas recientemente, en una conversación de trabajo, el tema de que los médicos deberían ser "más gente", a decir de mi interlocutor, vino a colación acerca de la instalación de cursos de humanidades en el currículo médica.

Todo esto, viene al caso con el tema de los Notables, una especie más de la fauna médica.

Los Notables, como su nombre lo dice, son profesionales destacados no sólo por su actividad académica sino por su calidad como personas. En todos mis años de estudiante y profesional he conocido muchos médicos notables. En mi especialidad y en otras. Algunos de ellos han influido en mi formación profesional y en la de muchos, funcionando como una especie de mentores, sin llegar a serlo formalmente. En su actuación profesional ellos mostraron un gran interés por servir a los demás, un desapego por las tareas mezquinas y otros asuntos mundanos, y lo mejor de todo es que se mostraban satisfechos con lo que hacían.

Lamentablemente, existen profesionales que a pesar de sus obvias calificaciones académicas, no calzan para la talla de Notables, porque creo que les falta acaso lo mas importante: ser buenas personas. No me refiero a que tengan que ser algo así como el amigo de todos o hacer donaciones materiales, sino que demuestren bonhomía (Definición DRAE: Afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento).

El problema es que ellos se consideran Notables y peor aún, muchos de sus discípulos se rinden ante ellos, asumiendo falsamente que el conocimiento va de la mano con las actitudes y las prácticas. Craso error, como el de suponer que basta con que los estudiantes adquieran solo conocimientos sin importar los valores ¿y si es un cerebrito, pero un inmoral? ¿no importa? Pero lo que puede ser visto como una ceguera intelectual por parte de desorientados discípulos, parece ser un asunto común, por ejemplo en El Corazón de las Tinieblas de Joseph Conrad, se confunde a uno de sus personajes omnipresentes en la novela: Kurtz, o mejor dicho a su mito como "una persona notable", cuando es una persona devorada por la ambición desmedida y el deseo insaciable de riqueza. Ejemplos de notables en la historia abundan y hasta podemos ver monumentos de ellos.

Hace poco me topé con unos de esos pretendidos Notables, los de los pies de barro, que actúan como seres omnipotentes y atropellan a quien no comulgue con sus dogmas. Se retroalimentan de su propio mito y el de sus áulicos, algunos de ellos despistados, otros necesitados de alguien a quien adorar para atenuar su mediocridad. Quedé algo maltrecho, pero ya curé mis heridas. Mas aquellos notables no llegarán muy lejos, sus huellas deformes, con toda su mala entraña, se notarán aún con el paso del tiempo y tarde o temprano el supuesto notable se derretirá en lo que siempre fue: un triste y rancio mito o en un remedo de éste.