viernes, 18 de mayo de 2012

La Producción Científica


Los problemas desnudan las deficiencias. A estas alturas y en una semana movida políticamente la noticia de las especies marinas muertas de nuestras playas parece un tema secundario. Pero no lo es.

Parte de los indicadores del desarrollo de un país está medido por su producción científica, llámese investigación y publicación de estudios en diversos campos de la ciencia, tales como ingeniería, física, salud, biología, química, entre otros. Áreas que han permanecido desatendidas y libradas al sálvese quien pueda desde decenios. Para los políticos y los gurús del crecimiento económico este tema siempre ha sido un tema muy secundario y visto como lejano en sus prioridades. Al parecer, para este grupo de personas, científico y peruano es un oximoron.

Hasta me pongo a pensar, que para muchas personas, un científico es un ser extraviado y extravagante, una rara avis perdida y lejana entre tantos una sociedad henchia de consumo y entretenimiento. O acaso confundan la idea de un científico con los personajes de The Big Band Theorynerds algo ridiculizados y distantes. Pero a pesar de ello, su presencia en una serie de televisión coloca la idea, al menos para el ciudadano norteamericano promedio, que un científico es una persona común y corriente, pero que orienta su trabajo y manera de pensar al desarrollo de conocimientos, no siendo ellos personas cuya actividad es la de producir dinero, en pocas palabras, no es un emprendedor.
Visto de esta manera, un científico es alguien a contracorriente y cuyos fines descansan en la resolución de dudas acerca de la naturaleza: el comportamiento de los vientos, la temperatura de las aguas, la migración de especies, la calidad genética de nuestra flora y fauna, la ecología de las epidemias, la cura de la Tuberculosis, el mejoramiento de pruebas diagnósticas,  etc, etc. Un científico es un curioso permanente e ilustrado que requiere de un sistema que lo apoye.

Y eso es todo lo contrario a la realidad. Los postulantes a Ciencias en las universidades arañan números que rozan la extinción. Los fondos públicos son escasos o inexistentes. Al menos en Medicina, que es la actividad que me compete, los verdaderos cientificos viven en islas de investigación, sobreviviendo con fondos de apoyo internacionales y generalmente asociados a grandes universidades del mundo desarrollado, muchas veces marginados por el establishment sanitario estatal, que los mira de lejos y con acaso cierta antipatía, al ser aquellos los que consiguen fondos importantes y publican sus resultados en revistas de renombre y circulación mundial. 

Que no se crea que basta con comprar la tecnología que viene del primer mundo y que no es necesario el desarrollo de la tecnología local, que para qué inventar la pólvora. Lo que sucede es que el Perú es único en muchos aspectos, entre ello: su diversidad ecológica, lo que deviene en diversidad en flora, fauna, costumbres y enfermedades. Como país albergamos no solo enfermedades tropicales únicas, sino enfermedades secundarias a la vida en altitudes extremas, las que son conocidas a nivel mundial como enfermedades desatendidas, ya que al no existir en la zona desarrollada del mundo no merecen la atención para el desarrollo de nuevas tecnologías diagnósticas y menos aún, no son atractivas para la industria farmaceutica  que es la que produce los medicamentos a gran escala.

El desarrollo tecnológico nacional debe de ir aparejado a la inclusión social, ya que justamente algunos de las zonas más pobres y/o desatendidas son las mas afectadas por enfermedades endémicas: malaria, leishmaniasis, leptospirosis, tuberculosis, dengue, cisticercosis, rabia, peste, bartonelosis, hidatidosis, tifus, entre otras. Todas ellas enfermedades que requieren no solo de mejores pruebas diagnósticas y medicamentos, sino además de efectivas medidas de control.

Para ello, necesitamos estrategias claras que derivan de un conocimiento profundo del problema a través de la investigación científica.

Es cierto, tenemos como país miles de problemas que requieren atención inmediata, pero lo que irrita es el triunfalismo de ciertos sectores sociales y políticos que mencionan lo bien que estamos (en Lima y en algunas ciudades) pero que dan la espalda flagrantemente a todo aquello que empañe la "Marca Perú". Para mejorar como sociedad y país, para alcanzar un verdadero desarrollo humano y no sólo económico (y hasta especulativo) es necesario un compromiso político, un viraje de timón en el Estado, que oriente recursos y que no descansemos en ser un pais de cocineros y mineros, sino que tomemos el rumbo del crecimiento y desarrollo de tecnologías.

No solo de pan viven los peruanos.