viernes, 13 de junio de 2014

¿Nuevo Hospital del Niño?


Fuente: Diario16
 
El problema fundamental del nuevo hospital de Niño estaría en su concepción. Los indicios apuntan a que se pensó primero en el edificio y no en un plan de desarrollo.

Al inaugurarse en forma atropellada el cascarón el 2011, a finales del gobierno aprista, los médicos del hospital del Niño  no tenían definido cuál sería su destino: un traslado global, solo de algunas especialidades o si se crearían servicios paralelos. Otro problema adicional serían las jefaturas, oficinas y direcciones. Un solo director con dos sedes, dos directores, control de almacenes y farmacia paralelos o unificados, etc.
 
El Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN), su verdadero nombre, es un hospital especializado en enfermedades complejas conocido como de nivel IV. Su partida de instalación data de 1983 cuando sobre la estructura del antiguo hospital recibe el rango de instituto, lo que le confiere la capacidad de investigar y dar normas sobre la salud del niño. En todo este tiempo, en la medida de la gestión y el presupuesto se han creado servicios cada vez más especializados, tanto en estructura como en recursos humanos.

En teoría, al INSN  solo deberían acudir los casos complejos referidos de centros de salud periféricos pero en la práctica atiende enfermedades comunes que ingresan por voluntad propia de los padres o cuidadores, de este modo se atienden enfermedades de “capa simple” como diarreas, infecciones de piel o enfermedades de vías respiratorias. La intención del INSN es cubrir una demanda de niños afectados con enfermedades serias y que gracias a la cobertura del SIS así como el mejoramiento del entorno sanitario, permiten acceder a tratamientos más caros y complejos. 

Y aquí viene un problema adicional, la incorporación de nuevas tecnologías terapéuticas crea un universo de pacientes clínicamente más complejos, con enfermedades (o complicaciones)  no habituales al sistema sanitario. Acostumbrados durante décadas a saber que hacer pero no poder actuar por falta de recursos, los médicos nos enfrentamos al reto de una capacitación constante, tarea que muchas veces al Estado o a los empleadores privados les cuesta reconocer.

Por tal motivo, el airado reclamo para la instalación inmediata de los trasplantes de médula ósea de inmediato es criticar una rama torcida en lugar del árbol que creció mal. Los trabajos de preparación del llamado nuevo hospital de Niño debieron iniciarse tanto a nivel de presupuestos y planos como de planes de desarrollo organizacional.

Por ejemplo, se ha tomado como caso emblemático el servicio de trasplantes de médula ósea, que para instalarlo no solo se requiere de personal capacitado sino que cuente con experiencia, la que no se construye en semanas. Los trasplantes de este tipo necesitan de hematólogos, cirujanos, anestesiólogos, además de inmunólogos e infectólogos, esto para comenzar pues si ocurren complicaciones debe existir una Unidad de Cuidados Intensivos. Los pacientes trasplantados son muy frágiles y están expuestos a severas reacciones inmunológicas o infecciones. Pero no es lo único, adicionalmente debe existir un soporte de laboratorio capaz de detectar la compatibilidad molecular de donante y receptor, así como experto en técnicas de detección molecular de gérmenes y sub poblaciones de glóbulos blancos.

Esto es para citar un único escenario complejo y así podemos repasar otras serias  enfermedades pediátricas. Durante años el sistema sanitario ha sido pobre y obsoleto, entonces la transformación tecnológica debe ir acompañada de la formación de nuevos cuadros que el sistema académico de post grado debe proveer. Asimismo, el Plan Esperanza (para pacientes oncológicos) y el Aseguramiento Universal de Salud son buenas oportunidades para ejercer buena medicina que no debemos ni desperdiciar, ni malgastar.

Si a esto apunta la Reforma es algo que no tenemos del todo claro. El desarrollo del llamado nuevo hospital de niño al parecer sería una unidad presupuestal y organizativa independiente del INSN con nuevos recursos humanos. Lo que crearía una dualidad que confunde.

Este es el tipo de situaciones en la salud, que como muchas otras merece ser ventilado públicamente sin necesidad de entramparse, con el fin de ofrecer soluciones a enfermedades que aquejan a la población, en una situación social y económica en las que el Estado puede solventar y donde el sector privado de la atención sanitaria no desea o no puede proveer.