Hoy se celebra el Día del No Fumador, en una semana plagada de celebraciones. En realidad, al margen de los buenos deseos expresados en conferencias de prensa, reportes periodísticos y pasacalles poco se puede hacer.
Aunque la ley Antitabaco se promulgó en 1991, la tramitación de su reglamento demoró dos años pero a decir de los entendidos sus contenidos no reflejan los avances de la ley.
En marzo de 2006 cuando se promulgó un texto sustitutorio llamado Ley General para la Prevención y Control de los Riesgos del Consumo del Tabaco, pero tampoco es cumplido por los fumadores peruanos ni las compañías tabacaleras por falta de un reglamento, ya que no se conocen siquiera la magnitud de las sanciones.
Son harto conocidos los efectos dañinos del tabaco en los fumadores, desde enfermedad pulmonar obstructiva crónica, pasando por enfermedades cardiovasculares y cáncer de diversos órganos, sobre todo, el de pulmón. Son conocidos además los efectos similares en los fumadores pasivos, es decir en aquellos que aspiran el humo provocado por los fumadores.
Son conocidos además los fuertes intereses de las compañías tabacaleras, las siete hermanas, para torcer las voluntades y las leyes en su favor.
leyendo Peru.21 me entero que uno de los obstáculos está dentro del propio gobiernos, precisamente en el Ministerio de la Producción, con Rafael Rey a la cabeza, que refiere que el reglamento de la Ley limita la libertad comercial de una actividad lícita.
La prostitución reglamentada es una actividad lícita, así como el consumo de alcohol, pero existe un bien común superior:la Salud Pública.
Y es aquí donde quisiéramos ver la euforia y energía desplegada en otros molinos de viento, donde quisiéramos ver a un Ministro y un Presidente defendiendo los derechos sanitarios de la gran mayoría que no fumamos, así como el soporte apropiado a todos los que padecen de adicción al tabaco.
Deberían, pero no lo hacen, no se vayan a molestar los empresarios.