martes, 16 de diciembre de 2008

Callejón Oscuro


Esto es algo que aprendí muy temprano en mi vida, como muchos de nosotros, en el colegio: el callejón oscuro.


Para los que no lo conocen, me permito explicarlo: una serie de personas, se colocan en una hilera y apoyan sus brazos sobre la pared formando un callejón estrecho. La víctima debe de pasar por el desfiladero y, en el camino, que debe de hacerse rápido, recibe golpes leves o fuertes según el entusiasmo de los jóvenes.


Una variante de ello es la muy peruana forma de ajusticiamiento que es el apanado o el cargamontón. Donde, como en fuenteovejuna, todos a una golpean en forma graciosa o insana, según se trate de amigos o enemigos, a la víctima de turno.


En las últimas semanas, debido a mi actuación en una contienda electoral, he rememorado las escenas de colegio respecto al callejón oscuro. Mis contendores, unidos a mis enemigos, utilizaron las peores armas para desacreditarme.


Esperaba mejores cosas de una fauna, que como la médica, pensé era mas instruida, pero me di con la ingrata sorpresa que aquí también en esta política menuda, el vale todo es moneda corriente. Aquí no se discuten propuestas o se enfrentan diferentes maneras de visión institucional, aquí funcionan el descrédito, el chisme y el escándalo.


Yo espero que esto no dure demasiado pues ni nadie aguanta tanto ni la bajeza tarda mucho en salir a flote.


Eso por una cuestión de higiene. Así sea.