martes, 20 de enero de 2009

Lima, Ciudad Letrada


Hace poco se celebraron 474 años de la Fundación Española de Lima. A causa de ello se hicieron múltiples reportajes en los medios sobre lo que significa ser limeños. Uno de los que capturó mi atención fue una entrevista con el sociólogo Aldo Panfichi, en la entrevista se mencionó la singularidad de Lima, que por el hecho de no ser un centro productivo sino más bien el asiento de la sede de gobierno colonial y por ende de la burocracia, la ciudad se llenó de abogados, notarios y tinterillos.


Esto influyó definitivamente en la cultura de las personas, puntillosas del detalle administrativo, las firmas y sellos. Esta conducta ha persistido hasta hoy, ya que como también anotaron en el reportaje, Lima tiene mas años bajo gobierno colonial que como republicano, por lo tanto, somos mas virreinales que democráticos.


Lima es una ciudad donde lo que más importa son las formas, más que el fondo, donde importa mas el verbo florido que el contenido de lo que se dice, donde las leyes, normas y reglamentos se aplican con un detalle obsesivo y leguleyo, casi al pie de la letra, sin importar la realidad, como me dijeron una vez, la norma es una horma, que hay que calzarla así colisione con la realidad. La idea es el notifiquese y cúmplase a rajatabla, más que aplicarlas de un modo racional y en beneficio del bien común.


A cierto nivel profesional, sobre todo en el caso de personas rígidas, obsesivas o mediocres, todo limeño saca el tinterillo que lleva dentro y se preocupa de la forma mas que el fondo, de que el papel esté lleno de firmas, sellos y artilugios legales, mas que preocuparse del fondo del problema, como forzando la realidad a las leyes en lugar de hacerlo al revés, como tratar de colocar un elefante dentro de un tarro de mermelada.

Particularmente yo tengo una mala experiencia con los abogados, pero mayor aún con las personas que juegan a serlo.

Así somos.

Dust Managers


Lima es una ciudad desértica. Si no lo sabe aún mire sus zapatos al final del día. Espolvoreados y maltratados por una fina arenilla. Persistente y aguda.


Si es más acucioso puede ver como todas las mañanas, meticulosos trabajadores de limpieza se la pasan batiendo una escoba, en pistas, veredas y puentes, que lo único que logran es pasar el polvo de un lugar a otro, porque hasta ahora no he visto un cúmulo de polvo esperando ser recogido por el camión de la basura, como puede ocurrir con la maleza.


El trabajo de levantar polvo y de trasladarlo, acaso deviene en símbolo patético y permanente del hecho de ser limeños, de mantener el statu quo y hacer como que lo cambiamos, al final del día estará en el mismo lugar donde lo dejamos.


Así ocurre con ciertas personas que de tanto levantar polvo terminan sucios y manchados, y en algunos casos su mancha será indeleble.

Pecador



Dios perdona el pecado pero no el escándalo

Será por eso que no perdono a los escandalosos

Los Notables




Hace ya varios años, durante mis épocas de residentado me tocó participar en una comisión para elaborar el reglamento de Residentes. Cuando llegamos al ítem de cargos, recuerdo que dos profesores mencionaron que la Jefatura de Residentes debía recaer en un alumno no sólo por sus notas sino además por su calidad como persona ¿que pasa si nos toca un patancito? dijeron en esa oportunidad.

Mas recientemente, en una conversación de trabajo, el tema de que los médicos deberían ser "más gente", a decir de mi interlocutor, vino a colación acerca de la instalación de cursos de humanidades en el currículo médica.

Todo esto, viene al caso con el tema de los Notables, una especie más de la fauna médica.

Los Notables, como su nombre lo dice, son profesionales destacados no sólo por su actividad académica sino por su calidad como personas. En todos mis años de estudiante y profesional he conocido muchos médicos notables. En mi especialidad y en otras. Algunos de ellos han influido en mi formación profesional y en la de muchos, funcionando como una especie de mentores, sin llegar a serlo formalmente. En su actuación profesional ellos mostraron un gran interés por servir a los demás, un desapego por las tareas mezquinas y otros asuntos mundanos, y lo mejor de todo es que se mostraban satisfechos con lo que hacían.

Lamentablemente, existen profesionales que a pesar de sus obvias calificaciones académicas, no calzan para la talla de Notables, porque creo que les falta acaso lo mas importante: ser buenas personas. No me refiero a que tengan que ser algo así como el amigo de todos o hacer donaciones materiales, sino que demuestren bonhomía (Definición DRAE: Afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento).

El problema es que ellos se consideran Notables y peor aún, muchos de sus discípulos se rinden ante ellos, asumiendo falsamente que el conocimiento va de la mano con las actitudes y las prácticas. Craso error, como el de suponer que basta con que los estudiantes adquieran solo conocimientos sin importar los valores ¿y si es un cerebrito, pero un inmoral? ¿no importa? Pero lo que puede ser visto como una ceguera intelectual por parte de desorientados discípulos, parece ser un asunto común, por ejemplo en El Corazón de las Tinieblas de Joseph Conrad, se confunde a uno de sus personajes omnipresentes en la novela: Kurtz, o mejor dicho a su mito como "una persona notable", cuando es una persona devorada por la ambición desmedida y el deseo insaciable de riqueza. Ejemplos de notables en la historia abundan y hasta podemos ver monumentos de ellos.

Hace poco me topé con unos de esos pretendidos Notables, los de los pies de barro, que actúan como seres omnipotentes y atropellan a quien no comulgue con sus dogmas. Se retroalimentan de su propio mito y el de sus áulicos, algunos de ellos despistados, otros necesitados de alguien a quien adorar para atenuar su mediocridad. Quedé algo maltrecho, pero ya curé mis heridas. Mas aquellos notables no llegarán muy lejos, sus huellas deformes, con toda su mala entraña, se notarán aún con el paso del tiempo y tarde o temprano el supuesto notable se derretirá en lo que siempre fue: un triste y rancio mito o en un remedo de éste.

Cinco Preguntas Morales


En las últimas semanas creo haber aprendido más de la vida y de lo que llamamos amistad que en al menos, los pasados dos años. Una de las cosas que aprendí fue la volatilidad de ciertos amigos, que dependiendo de la situación en que uno se encuentre, pueden dar su apoyo o enfilar sus dedos acusadores. No me refiero a los verdaderos amigos que no sólo apoyan en las buenas y las malas sino que con sus comentarios ayudan a corregir nuestros errores.


He comprobado también la facilidad como algunas personas, incluidos beatos, eunucos, barflies, fariseos y notables (una especie a la que me referiré en un siguiente post), invocan las palabras ética y moral como estandartes, sin darse cuenta (o lo peor, a sabiendas) que tienen el techo de vidrio. Me parece que sucedió lo mismo hace años con la palabra Libertad, con eso de cuántos crímenes se cometen en tu nombre.


Por eso, me permito hacer cinco preguntas a aquellos modernos Inquisidores


  1. ¿Un médico denominado notable tiene el derecho a utilizar argumentos ad hominen solo porque participa en una contienda electoral?

  2. ¿Todos esos médicos que no están al día en sus cuotas al Colegio Médico, están realmente inhabilitados para ejercer su profesión?

  3. ¿Una persona con ocultos conflictos de interés puede adjudicarse el rol de fiscal y velador de la moral y buenas costumbres?

  4. ¿Una persona, que se proclama seria, moral y católica, está actuando correctamente al coaccionar a un tercero a firmar documentos que no desea firmar?

  5. ¿Una persona, cualquiera sea su condición (incluso un médico), puede utilizar cualquier medio, como la amenaza o la presión indebida para conseguir sus fines?

Yo ya tengo mis respuestas ¿usted qué opina?