viernes, 6 de junio de 2008

El Reyezuelo




Exacto. hay que exigir a cada uno lo que cada uno puede hacer-replicó el rey-. La autoridad reposa en primer término, sobre la razón. Si ordenas a tu pueblo que vaya a arrojarse al mar, hará una revolución.


El Principito

Antoine de Saint Exupery


El epígrafe de esta nota es dicho por el rey de un minúsculo planeta que el Principito encuentra en uno de sus viajes.

Se me viene a la memoria ante la andanada de Decretos, Resoluciones y Memos que circulan por el Ministerio de Salud, algunos de ellos pertinentes, otros no tanto sobre todo aquellos que son similares a los que siglos atrás, pretendían modificar el movimiento de los planetas.


Existen actividades y maneras de pensar que no pueden ser parametradas. Siempre y cuando no colisionen con el bien común y conserven los principios éticos de atención al paciente: Justicia, Equidad, Beneficencia, No maleficencia, todos tenemos derecho, por ejemplo a quedarnos en nuestro centro de trabajo fuera de hora, insisto hasta dentro de una hora razonable.


Pero he visto una norma que califica como falta grave el quedarse fuera de hora ¿y si se complica un paciente? o si simplemente decidiste quedarte a revisar unos documentos.


Mas peligroso aún es el afán totalitario de castigar al que piensa u opina distinto. La ciencia está basada en la observación sin juicios de valor y el análisis, del sano cuestionamiento. Una cosa es tratar de tirarse abajo una política de salud por intereses subalternos, emociones o juicios de valor, otra es criticar para corregir los errores que uno considera. De la confrontación de ideas, de la dialéctica (método de razonamiento, de cuestionamiento y de interpretación, para los que no saben) nace una nueva y mejorada teoría.


Los médicos somos así, no una sociedad de lobotomizados ni de clones.