martes, 22 de enero de 2008

Los Jefes


Con un anuncio en diversos diarios de circulación nacional, EsSalud ha venido promocionando el Concurso para Jefaturas de Servicio y Departamentos de sus diversos centros. Una nota que cae con algo de sarcasmo sobre el MINSA que se debate en una huelga donde uno de los puntos en conflicto es precisamente el establecimiento un sistema de concursos.


Hasta ahora las Jefaturas están basadas en un sistema de confianza o afinidad partidaria que funciona parcialmente. Si el cargo recae por coincidencia en una persona capaz y entrenada todo fluye apropiadamente. En otros casos, la Jefatura recae en la persona de mayor antigüedad, como un reconocimiento a la trayectoria de una persona, allí el desempeño de una jefatura depende de la sapiencia de la persona y su capacidad de rodearse de profesionales competentes y de promover las conductas laborales positivas.


En ambas situaciones, los servicios se benefician, así como la atención de pacientes, y se traduce en un adecuado clima laboral que fortalece las cualidades de los dirigidos. Y si existen problemas relacionados a trabajadores con un pobre rendimiento, se corrigen las deficiencias o se reasigna el personal a otras funciones o dependencias.


Lamentablemente, el cuento no siempre termina bien y el MINSA está plagado, como en una infestación masiva, de innumerables casos donde las jefaturas son mal asignadas. En algunos casos, los Jefes, llega como producto de componendas políticas, amistades malsanas o sencillamente como cauce natural de la desidia de sus colegas mas competentes a asumir tareas administrativas, en un entorno donde los cargos son mal remunerados. En no pocos casos, el Jefe llega allí pues no hay otro que quiera hacerse del bulto o se colocan a mancebos que inician sus carreras administrativas con el objetivo de las autoridades de manejarlos a su conveniencia.


¿Qué resulta de esto? Pues de generaciones de Jefes inoperantes, amanuenses del letargo y adalides de la mediocridad, que perpetúan las malas costumbres y retuercen el progreso hasta extinguirlo.


En su versión mas light, el Jefe administra la podredumbre del servicio, dándole vueltas y sofocando con ello las intenciones de sus dirigidos y malogrando aun mas una ya empobrecida calidad de atención a los pacientes. Demás esta decir, que a río revuelto, de ese fango bochornoso que es la mezcla de desidia e inacción, ganan aquellos que están acostumbrados a no hacer nada y que solo ingresan al hospital para esperar la hora de salida.


En su versión maligna, los Jefes, utilizan su poder para atacar a sus enemigos y destilan rencillas ancestrales sobre sus subordinados. Imponen la bonhomía para sus amigos y la ley para sus enemigos, controlando todos sus movimientos y acallando su trabajo a punta de memoranda. Se convierten, en un evidente juego para la tribuna, en escrupulosos guardianes de los horarios, cuando ellos jamás lo fueron en su época de llano, pasando a ser poco menos que guachimanes ilustrados.


En ambos casos, la versión light y la maligna, estos Jefes consideran que su cargo es un pasaporte a una estación bucólica. El no hacer nada y estar solo para las condecoraciones o disfrutar del vino fatuo del poder forman parte de su nuevo statu quo. Total la culpa de los errores y huecos del sistema siempre serán del otro.


No se necesita una huelga para que estas cosas cambien en el MINSA. Estuvo en manos de muchos ministros corregir este entuerto, pero ellos pensaban que todo se arregla con mas recursos.


Se requiere de voluntad politica e inteligencia, y ambas, son gratuitas pero escasas por ahora.