viernes, 6 de marzo de 2009

Fuma el barco




El verano es una estación que tiene un encanto particular para mí. La playa, la piscina, las noches cálidas. Es mi etapa menos productiva y como la cigarra de la fábula dedico mas horas al esparcimiento, sin dejar de cumplir con mis obligaciones pero a un ritmo mas sosegado. O si hay que redoblar el esfuerzo escoger las horas mas frescas, temprano por la mañana o tarde por la tarde.




El bochorno estival ayuda a esto, el calor atonta y amengua las ganas de hacer mas esfuerzo que el necesario. Acaso esa sea la razón para que en Piura o la selva, además de la siesta vespertina la gente viva a una velocidad mas lenta.




Volvamos a los placeres del verano, la playa o la piscina, la idea es refrescarse. Correr para buscar una ola o flotar en el remanso de una piscina.




Flotar es muy relajante, sentir el agua como golpea los oídos, ver la inmensidad del cielo. Si no lo ha hecho en este verano inténtelo, aún quedan días de calor.




Flotar, eso también hacen algunos en el trabajo. Yo conozco varios.




Llegan al trabajo y se acomodan a las circunstancias, la ley del mínimo esfuerzo, sin despeinarse. Algunos, que trabajan con papeles, se dedican al deporte del conducto regular, es decir la lentitud mortal de la burocracia. Y los problemas que aparecen, pues o se hacen que no los ven o los meten bajo la alfombra para que nadie se de cuenta.




Promover el cambio y la proactividad, ser creativos e innovadores, comprarse problemas para solucionarlos y lograr un mejor ambiente laboral o mejoras en la atención del paciente no está en su disco duro, eso es para otros, eso sólo se ve en las películas o en los países avanzados.




Se pasan los días viendo los éxitos de otros, a veces con envidia o viendo como los tumban, para ellos lo que importa es llegar a la hora de salida. Si alcanzan una jefatura, los que trabajan son los otros, que para eso están los subalternos.




La idea es flotar o quedarse viendo el horizonte en lontananza, lento, paralizando mientras el reloj hace su trabajo.




Yo conozco varios en mi hospital, pero no voy a decir sus nombres, ustedes ya saben quienes son.