martes, 16 de septiembre de 2008

El Urraco Reprimido


Tomado de la República, publicado el 9 de Setiembre:





Sin ánimo de ofender. ¿Ministro o urraco?

Eduardo Adrianzén



Entre la lista de miserias que dejó el fujimorato, una de las peores fue crear la costumbre de que una cámara de video es un arma que se usa sin licencia y puede invadir cualquier espacio a su antojo, confundiendo los términos "público" o "privado" de acuerdo con sus intereses.


Semejante práctica dirigida a un público ávido de morbo le dio estatus de "periodista" a cualquier hijo de vecino que simplemente la cargue, presione REC y diga lo primero que se le ocurra. Es el natural modus operandi del exitoso programa de farándula basura de las 9 de la noche, lo sabemos: si metieron cámaras a una habitación para grabar coitos, ¿qué se puede esperar de ellos?

Pero que un ministro de Estado aplique el mismo recetario para asegurarse impactos mediáticos resulta indignante, además de ofensivo para sus supuestas víctimas.

Por eso creo que el ministro de Salud, Garrido Lecca, tiene un problema de vocación: quizá descubrió que su cargo le queda grande y ahora quiere trabajar en ese programa de TV. Su casting consistió en aparecer de madrugada con cámaras para pasar el dedo por los muebles de los hospitales –que siguen abandonados a su suerte– e "indignarse con el polvo" o para "sorprender" a profesionales descansando en sus guardias nocturnas. Y claro, mucha gente acostumbrada a la perversa lógica del ampay cree que está bien, y la cámara es el ojo de Dios que descubre a los pecadores.

Pero hay que ser ya demasiado ignorante para no saber que un médico es muy distinto de un soldadito obligado a hacer guardia despierto la noche entera, siempre alerta y en posición de firmes.

Mi padre es médico, hizo guardias por 30 años y jamás descuidó a ningún paciente por cabecear mientras no había nada que hacer. Ni un médico es guachimán nocturno, ni un ministro debería ser urraco aficionado con aires de justiciero.

Es muy fácil hacer bravatas para la cámara: lo difícil es saber llevar un ministerio con un presupuesto tan ínfimo que da lástima y vergüenza.


En el Ministro(?) anida un deseo reprimido, una aspiración insatisfecha. ¿Se animan a llamar al Ampay Fono cada vez que este sujeto aparezca por un hospital?